Ahora que estaba leyendo en la Rolling Stone México acerca de la desaparición de los discos tal y como los conocemos, bueno, vinieron a mi mente un par de cuestiones.
Por principio de cuentas, definitivamente ya me había percatado de esa tendencia.
Desde mediados de los 80’s me tocó ser testigo de cómo las tiendas de discos vaciaban sus canceles de LP’s (Long Plays) para que estas fueran ocupadas por el CD (Disco Compacto).
Esta tendencia, como muchas, tuvo un auge más buen comercial. Si bien la tecnología eliminaba el scratch, y hacía más manejables a los discos, por otra parte, el sonido del CD también tiene carencias con respecto a un Vinilo. Se ha escrito mucho al respecto.
Y la industria discográfica como buen monstruo capitalista, inició a darse su propio Hara-Kiri. Yo recuerdo que, a pesos a poder adquisitivo de, digamos 1988, un disco sencillo en vinil (12”), costaba alrededor de 20 pesos. Un álbum, es decir un L.P. costaba la friolera de 35 pesos más o menos.
Pero como la tecnología del CD era de punta y era la “novedá”, un CD empezó cotizándose en alrededor de ¡50 pesos! ¡Ah que bonito!
O sea que sin más ni más, la industria discográfica duplicó el monto por el cual nosotros, los melómanos, nos podíamos hacer de algo tan preciado como la música de nuestro cantante o grupo favorito.
En su momento se nos vendió la idea de que la tecnología del CD era infinitamente superior a la del L.P., lo que mejoraba en espacio, calidad de sonido, manejo de los discos, y costos de producción. Pero la verdad de las cosas es que para nosotros, los consumidores finales, el punto fue al revés: Casi tuvimos que duplicar el monto que teníamos que pagar por un álbum en CD de lo que costaba ese mismo álbum en L.P.
¿Y quienes creen que fueron los ganones? Los artistas ni madres ¿eh?
¡Pero que tal las disqueras! Y más las trasnacionales.
¡Pero que tal las disqueras! Y más las trasnacionales.
En México todo se monopoliza a través de Mix Up. Y a Rolling Stone México se le olvidó mencionar en su artículo a dos de las más legendarias tiendas de discos: “El Sonido Discotheque” de Génova # 2, a veinte pasos de Reforma, y “La Disquería” en el Centro Comercial Galerías, hubo otra “Disquería” en la calle de Herodoto de la colonia Anzures pero no duró mucho tiempo.
En fin que ahora, si bien es triste la desaparición de esos lugares de culto donde uno se podía pasar una tarde buscando música, me da mucho gusto que las disqueras estén tronando como chinampinas. Está de poca el hecho de poder buscar un buen blog o un sitio donde se compartan archivos, para poder hacernos al instante de, ya sea un tema antiguo pero muy buscado o bien, el remix de la rola de moda.
Y miren que hay muchos D.J.’s que se avientan excelentes remixes, pero que son despreciados por las “grandes” compañías disqueras.
Total que todo parece indicar que por avariciosas, los días de las compañías disqueras están contados. Para las nuevas generaciones, el hablar de música es hablar de i pods, de archivos en mp3, de bajar la rola de moda de algún sitio, ya sea legal o no.
El intercambio de archivos de música ya sea vía blogs, msn, o bien algún sitio como Lime wire, es cosa de todos los días. Ahora la música es solo información, bits, ceros y unos. Adiós discos compactos, adiós vinilos.
Sin embargo, también he observado que por algún tipo de fetiche o efecto "nostalgia", se están haciendo ediciones en Vinil de diversos artistas, me imagino que por la capacidad de venta de los mismos o su popularidad entre los D.J.'s.
Últimamente he visto vineles de Madonna, Depeche Mode, PSB, Rihanna, etc.
En fin que no se por qué diablos pero ahora me ha estado entrando la nostalgia y el deseo de volver a mezclar con viniles. asíq ue espero que em vaya mejor en este negocio a efecto de que a corto plazo pueda comprarme otra vez unas tornamesas para vinil y vuelva a comenzar una colección de acetatos.
Se antoja muy interesante...
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