lunes, 23 de marzo de 2009

Cuánto $$ cuesta casarse ó, Cenicienta no anda en Burro.

Desde que andas de novio y hasta la muerte de uno de los cónyuges (o de ambos), ¿Cuánto te sale el matrimonio? Por que claro, estarán juntos hasta que la muerte los separe ¿no? Después de salir de la iglesia y la lluvia del arroz, vivirán felices para siempre ¿no? Por que Cenicienta no pudo haber estado equivocada.

Cuando andas de novio te mega arreglas, te perfumas y te pones al “dente” para ir a ver a la susodicha (o) en caso. Pero conforme pasa el tiempo del noviazgo te dejas de arreglar poco a poco, al fin que: Pos ya pa’que. Ya me conoce como soy ¿no?
¿Y ya luego cuando te casas y vives con él (lla)?

Te mira todos los días. Sabe cuantos juanetes tienes y si te apestan las patas o no. Te ve TOODOS los días en tus peores fachas antes de que te arregles como la gente decente. Conoce perfectamente la circunferencia de tu enorme panza (aunque luego al salir de tu casa la escondas debajo de el traje o la camisa holgada que sueles usar). No puedes esconderle las estrías que te salen por falta de ejercicio ¿pos a que hora? Si tienes que trabajar, cuidar a los chamacos y hacer tu vida social normal.

O sea te casas, y a menos que tengas un sueldo excelso, tu vida se transforma para que seas solo una triste sombra que se soba el lomo para que tus vástagos “vivan” decentemente. Para vestirlos, darles de comer y darles los sustentos necesarios para una vida digna. ¿Y tú?

Si no cuentas con un ingreso muy superior al promedio de este país, invariablemente te conviertes en un ente cuya único motivo de existir es el de hacer dinero para que tus hijos vivan.
¿Buena Ropa? Para tus hijos probablemente. Para ti ya no sobra.
¿Coche del Año? Ni soñarlo. Uno de medio uso para que los domingos lleves a la familia a chapultepec, casa de la suegra o una salida al cine (si te alcanza).
¿Buenas vacaciones? Olvídalo. Confórmate con ir en semana santa al rancho de tu abuelita o la abuelita de tu esposa (o) al estado de Hidalgo o al Estado de México. Ahí podrán nadar tus hijos en el arroyo del lugar. O bien puedes pedir tu tiempo compartido en el engendro tercermundista denominado “Oaxtepec” con sus hermosas cabañas y bonitas y atestadas albercas para que te remojes en el chocolate comunal.
¿Trajes de Marca? Probablemente te alcance para un par de trajes de esos de al 3 por uno de “Aldo Conti” o “Suburbia” (a 13 meses sin intereses, claro).
¿Una cenita en la Condechi? Mmmmm… A lo mejor una vez por año, en navidad y con un pedacito de lo que te sobre de aguinaldo (Después de haber pagado parte de la deuda con el “infonaví” y un par de letras de tu coche usado y la tele a colores para los niños).

Tu esposa, de la que en un principio te había enamorado su dulce carácter y sus curvas, inexorablemente pierde la forma y se va poniendo cada vez más Kuina. Su carácter se va a amargando poco a poco. Y de tu propia figura ni se diga. Te aparece la panza inexorablemente. Misma que no hace si no crecer con el paso del tiempo. Y es que el con el cuidado de los niños, el trabajo, el cuidado de la casa, la vida social (los bautizos de los gemelitos de la prima de tu esposa), etc. ¿Pos a que hora haces ejercicio?
Adiós a tu figura de cuando eras campeón de natación.

Y que conste que eso aplica si te casas con un hombre, una mujer o una quimera, y así sea un matrimonio por el civil, la iglesia, una unión libre, amasiato o sociedad de convivencia.
Y para qué comentar de los cuernos. Todos los seres humanos, en mayor o menor medida tendemos a eso más tarde que temprano. Sobre todo cuando al día siguiente te percatas con el engendro de a lado con el que has pasado las últimas 600 noches de tu vida.

Entonces ¿Para que casarse? ¿Para que emparejarse? La luna de miel dura cuando mucho 4 años y luego “ahí te ves”, “me cagas”. Como que tu pareja se termina transformando en un amiguito o en una especie de cómplice en el que inexorablemente puedes confiar. Bueno, ya en mucha confianza y comunicación hasta le puedes platicar cómo te va con el otro (a), según corresponda.

Me comentaba un amigo que tuvo una relación de 5 años: "Ay pinche Demian, lo que sucede es que la pasión se muere. La inicias fornicando 5 veces al día, y la terminas deseando que tu wey no llegue a dormir esa noche".

Por eso, como diría Carlos Pérez (sí, el de “Las Manos Quietas”):

Pienso quedarme soltero, soltero
Amigas sí, atarme no
Pienso quedarme soltero, soltero
Oh no no, Oh yeah!

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